A todos nos gusta formar parte de una comunidad, una asociación o un centro donde la gente participa. La motivación llama ala motivación. Pero parece difícil prender la primera chispa.
He tenido la suerte de haberme formado en un colegio muy implicado. Puede que al ser concertado y religioso ayude a crear sentimiento de comunidad y así la gente participaba más. Había grupos de reciclaje y ecología, de mediación (en el que participé), de pastoral (por el contexto del centro) y una AMPA que organizaba excursiones y actividades muy variadas: desde extraescolares hasta el magosto (una fiesta tradicional leonesa).
Ahora trato de imaginarme qué haría yo como parte del profesorado en un instituto donde en principio no hay mucha participación.
Lo más sencillo es promover actividades desde el departamento de Matemáticas, que es lo que domino. Desde actividades competitivas como el Canguro Matemático, las olimpiadas Matemáticas de Secundaria y Bachillerato (esta última a nivel mundial y de enorme prestigio) o actividades para estudiantes con especial inclinación como ESTALMAT (que suelen ser ignorados en el aula).
Pero también realizando talleres o exposiciones que impliquen al alumnado y a las familias, como hacíamos el día de puertas abiertas o el día de las fiestas de mi antiguo centro.
Más allá de mi relación con las matemáticas, hacer acto de presencia en otras actividades del centro, implicarme en el sentimiento de comunidad y participar en más equipos pueden inspirar y animar al resto de la comunidad a aportar también su granito de arena.
Hola Mario, leyendo tu post me acaba de venir un recuerdo al colegio con el Canguro Matemático, me parecía una actividad muy divertida y competitiva. Competitiva, desde el lado igual selectivo, en el sentido de que se realizaba para seleccionar a los mejores estudiantes. Por ello, la parte de talleres, en este caso matemáticos, me parecería esencial para fomentar participación del alumnado
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