Como decíamos ayer, en el centro Harry Styles se forma a ciudadanos modernos, tolerantes y sobre todo a través de las artes y la música, como su propio nombre indica.
Pero más allá de ejemplos de clase, el proyecto educativo de un centro es (según la opinión de un matemático) mucho papeleo. Está muy bien que cada centro tenga uno, ya que pueden tener alguna peculiaridad como la religión o una metodología especial. Pero en general todos los centros quieren, o deberían querer lo mismo para sus estudiantes.
Para comprobarlo he leído el proyecto educativo de mi antiguo colegio e instituto. Lo que decían es, con otras palabras, lo mismo que acordamos en grupo en clase y lo mismo que opino yo: formar personas que puedan manejarse en la sociedad. Nada raro, nada excéntrico. Puede que algún centro además lo haga a través de la fe, la música o lo que sea, pero al final son los mismos objetivos. Otra cosa es cómo quieran implementarlos ciertos profesores.
Esto me recuerda lo importante que es el lenguaje. Cómo se puede decir lo mismo de tantas maneras hasta que al final parezcan opiniones opuestas. Es tan curioso que aunque mucha gente quiera lo mejor se puedan retorcer las palabras hasta convertirlo en algo ininteligible.
Perdón por irme por las ramas pero es que no estoy acostumbrado a que en temas serios como es la educación, la política o las instituciones el lenguaje pueda ser una barrera en vez de el medio de transmisión de información.
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